Joaquín Puga- Fotografía Japonesa
Fotografía en japonés se escribe con los ideogramas «luz» y «verdad»
Nuestro compañero Joaquín Puga ama Japón. Podríamos pensar que es la forma habitual de amar Japón: el manga, el monte Fuji, el ramen y los templos sintoístas. En realidad, nada más lejos.
Durante una hora, nos procuró una clase magistral y profunda sobre su amor al Japón fotográfico a lo largo de prácticamente de un siglo. Joaquín es un gran conocedor de toda la historia de la fotografía en este país, y gracias a él nos pudimos adentrar en sus representantes y ver más de cerca cómo amar Japón desde imágenes borrosas, abstracciones, o perspectivas de la realidad que trascienden el mero hecho figurativo.
Puga comenzó su exposición mostrando una parte de la fotografía nipona, que no suele conocerse. Toda la etapa anterior a la Segunda Guerra Mundial. La fotografía anterior a estas fechas se caracteriza por la evidente influencia de las vanguardias y en particular la vanguardia francesa. Hay una gran mayoría de autores, que durante las primeras décadas del siglo XX, deciden marchar a París para poder empaparse de las nuevas formas de entender la fotografía.
Esto hace que podamos ver en los trabajos de Iwata Nakayama y Yasuzo Nojima. Nakayama conoce a Man Ray entre otros, lo que permite que sus fotografías vuelvan a Japón abriendo paso para el resto. Conectando a los y las fotógrafas japonesas, con la estética vanguardias francesa.
Yasuzo Nojima es otro de los grandes representantes de los primeros momentos de la fotografía nueva japonesa. Hasta la existencia de estos dos fotógrafos, Puga nos comenta que fueron tendencias fotográficas vinculadas al pictorialismo. Nojima plantea que su fotografía debe ir encaminada a retratar el mundo real, el normal. Será de los primeros en usar modelos actuando de manera cotidiana.
Continuando con la muestra de fotógrafos japoneses, Joaquín Puga establece un paralelismo interesante entre el devenir fotográfico japonés y los hitos que son muy conocidos en la cultura occidental. Es el caso de Ihei Kimura, que se le conoce como «El Leica Japonés».
Otra característica importante que queda de relieve en la conferencia de Joaquín Puga, es la particularidad de que los fotógrafos y fotógrafas japonesas, desarrollan en la gran mayoría de los casos su obra de manera íntegra en Japón. No quiere decir que no se relacionen con el extranjero, pero es cierto que su devenir artístico está muy conectado a su entorno más cercano. El caso de Shoji Ueda es paradigmático, puesto que todo su trabajo está en un radio de hasta 350km de su hogar. Siendo un paraje de dunas dentro de este radio, el escenario habitual de sus proyectos. Ueda juega con el surrealismo y la cotidianidad. Jugando con el límite de éstos dos ámbitos. Donde se unan y donde se separen.
Otro de los pasos importantes que encontramos es la existencia anterior de otros proyectos fotográficos a la muy conocida revista Provoke. La agencia VIVO. Quienes se puede decir que desarrollaron en Japón la nueva fotografía japonesa. La modernidad fotográfica después de la II Guerra Mundial. Es a partir de este momento cuando comenzamos a encontrar nombres más reconocidos por el público general.
Son estos fotógrafos los que asientan la importancia de la publicación fotográfica, con autores con más de 400 fotolibros publicados.
Con estos fotógrafos, se habla también de una importante concepción que tienen en Japón sobre cómo mostrar las imágenes. Es muy conocida la fama que tiene el grabado Ukiyo-e. Entre otras cosas, la pervivencia de este arte nos dice la importancia que tiene para el arte japonés cómo mostrar las imágenes. Si el Ukiyo-e comienza en el siglo XV-XVI y se establece como una forma cultural tan básica de Japón, enfocada a representar los valores culturales del país y su tradición, quiere decir que la herencia que reciben estos artistas se vincula con la importancia de mostrar de manera correcta y completa la imagen.
Con esto queremos decir que esa cuestión artística, hace que la fotografía continúe esa corriente. Y por ello la publicación de fotolitos se vuelve crucial en el mismo proceso del proyecto fotográfico.
Otra de las cosas importantes es que estos formatos de publicación usan diferentes materiales, con la intención de que sean parte vinculante al proyecto. Y esto es una cosa que empieza con estos fotógrafos, pero que posteriormente será una seña de identidad de cualquier proyecto fotográfico en este país.
Con el grupo VIVO hay un cambio drástico en las influencias y formas de entender la visión fotográfica, se pueden empezar a observar una influencia mucho mayor de la herencia fotográfica americana. Esto tiene su razón de ser por el contexto de relación que tuvieron Japón y América después de la II Guerra Mundial. Es en este momento cuando resulta más sencillo ver destellos estéticos que nos recuerdan a William Klein y Robert Frank, según Joaquín Puga.
A partir de este momento, la relación contexto-proyecto fotográfico será mucho más importante, puesto que tanto VIVO como PROVOKE asentarán la gran mayoría de sus proyectos en una visión de realismo, podríamos decir fragmentado, onírico. Algo normal sabiendo la importancia simbólica del «mundo flotante» en las representaciones del Ukiyo-e en la cultura y el patrimonio japonés.
Toyoko Tokiwa estará en esta corriente de representación fotográfica. En un mundo masculino y tradicional como el japonés, Tokiwa comenzó a hacer proyectos documentales sobre la prostitución.
PROVOKE es uno de los grupos fotográficos japoneses más conocidos en la actualidad. Aunque se trabajo empieza sobre los años 60, será este grupo el que asiente esta forma de acercarse a la sociedad y la realidad japonesa, desde un punto de vista que roza la imaginación. Es en este grupo donde encontramos nombres como el de Eiko Hosoe, Daido Moriyama, etc. PROVOKE es un colectivo fotográfico que rompe o quiere romper con todo lo que se ha hecho hasta ese momento en Japón. Hablan de la ineficacia de las palabras y para ello construyen un objetivo fotográfico concreto: crear documentos provocativos para la reflexión.
Son estos fotógrafos los que establecen que el grano, el movimiento y el desenfoque es una declaración política que funciona de manera paralela a la política. Entienden que esta forma de acercarse a la realidad plantea una especie de activismo que muestra lo que la tradición japonesa fotográfica no quiere mostrar.
Habitualmente se entiende que después de PROVOKE la fotografía japonesa desparece. En este caso, nos encaminamos hacia una rápida visualización de lo que ocurre después de este grupo fotográfico tan importante.
La presencia de fotógrafas como Rinko Kawauchi, ya nos dice algo de hacia dónde han ido las imágenes fotográficas en Japón. Sus proyectos se caracterizan por el sosiego y la calma, sin abandonar la relación con la tradición. Japón en este punto tiene la posibilidad de revisar su historia de imágenes y construir nuevas formas de mirar. En este caso, el documentalismo que practica esta fotógrafa vuelve a los primeros fotógrafos japoneses, pero también se mantiene en la modernidad y la experimentación, relacionándose con corrientes contemporáneas. También el caso de Mijo Kahioka, que se centra no sólo en la imagen sino también en el tratamiento estético del positivado. Por último, llegamos a 1981, donde Yosuke Kojima plantea un acercamiento muy vinculado a la representación contemporánea del individualismo y la soledad.
Deja tu comentario