El pasado martes 21 de enero tuvo lugar en el Centro José Guerrero de Granada la inauguración de la exposición “Solovki” de Juan Manuel Castro Prieto y Rafael Trapiello.
Un acto en el que los autores fueron desgranando los entresijos de la exposición, desde el encargo original hasta su involucración con los habitantes de la isla, deteniéndose en las imágenes con un significado mas particular por icónicas o explícitas.
Ante un gran número de asistentes, Juan Manuel y Rafael, dieron un significado más amplio y profundo a la obra expuesta, aportando una información extra, que sólo ellos conocen como autores, y que ayuda a entenderla mejor e ir un poco más allá en su interpretación.
Solovki es como se conoce comúnmente en Rusia a las islas del archipiélago Solovetsky, en mitad del Mar Blanco. En la zona más protegida de la isla principal, a orillas de un puerto natural, se encuentra el complejo ortodoxo Monasterio Solovetsky, Patrimonio de la Humanidad. Pero Solovki, además, fue una prisión soviética, y no una cualquiera. Según Aleksandr Solzhenitsyn, Solovki fue la madre del GULAG, el terrible sistema soviético penal de campos de trabajo. Activo desde 1924 hasta 1939, fue el campo que sirvió de modelo y base para todas las prisiones que vendrían después.
Hoy en día todo el mundo, habitantes, monjes, autoridades, tratan de enterrar este trágico pasado. Sin embargo los lugares tienen memoria, y esa memoria queda impresa en las vidas de las personas que los habitan. Está presente en sus vidas cotidianas, en sus casas, en sus costumbres, es imposible escapar de ella. El hecho de que Solovki sea una isla en mitad del Mar Blanco, llamado así por congelarse casi la mitad del año, acentúan en el inconsciente colectivo el recuerdo de la prisión. Tan solo un avión semanal, si las condiciones climatológicas lo permiten, conecta el pequeño archipiélago con el continente.
Juan Manuel Castro Prieto y Rafael Trapiello han querido explorar visualmente este territorio buscando la relación entre infierno y paraíso que lo define. Utilizando una estrategia narrativa más cercana a la poesía que al documental, en todas sus imágenes está presente la extraña tensión que existe entre la espiritualidad y belleza del entorno y el terrible pasado que soportan las islas sobre su espaldas.
Juan Manuel Castro Prieto
Economista de formación, su vinculación con la fotografía comienza en 1977 y, como la mayoría de los autores de su generación, lo hace de forma autodidacta. A comienzos de los años ochenta, ingresa en la Real Sociedad Fotográfica de Madrid donde conoce a Gerardo Vielba, Gabriel Cualladó, Paco Gómez y Juan Dolcet. En 1990 viajó a Cuzco, Perú, para hacer junto a Juan Manuel Díaz Burgos los positivos del maestro peruano Martín Chambi a partir de las placas de cristal originales.
Su obra ha sido objeto de numerosas exposiciones, tanto nacionales como internacionales.
En 2015 es galardonado con el Premio Nacional de Fotografía que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de España.
Rafael Trapiello
(Madrid, 1980) comenzó los estudios de Ingeniería de Caminos, pero fue la fotografía la que se cruzó en el suyo. Llegó a terminar la carrera, y durante un tiempo combinó su pasión con su trabajo en una constructora. Hasta que en el 2010 se decanta por la imagen. Proyectos como ‘Croalandia’, ‘New York, Texas’ y, sobre todo, ser uno de los impulsores de ‘Nación Rotanda’ le sirven de carta de presentación. Forma parte del colectivo Nophoto.
Del 21 de enero al 22 de marzo de 2020
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