La forma acostumbrada. María Benavente León
El pasado repta. Se arrastra por las rendijas de las paredes y se cuela encontrando su camino de vuelta, alimentado con los pedacitos de nosotros mismos que vamos perdiendo con los años, con los abrazos fugaces, las despedidas eternas, con esa tristeza única e intransferible que nos invade en los días nublados, esa luz olvidada.