Esperanza Manzanera Ferrándiz Velmock

Dentro del campo del arte visual, me dedico a la fotografía creativa. Para la realización de mis obras empleo diversas técnicas de manipulación fotográfica: collage, superposiciones, objetos encontrados, transparencias, aplicación de texturas, etc.

Crear es detener el tiempo, o al menos eso es lo que yo siento cuando fotografío o manipulo imágenes. Me enfrento a la obra como un problema a resolver, que me absorbe completamente y aunque el resultado pueda no satisfacerme porque se aleja de mi imagen mental, sí siento una completitud de tiempo disfrutado, como un niño que termina un juego.

La raíz de la obra, en su conjunto, es a veces una imagen mental previa que surge tras la reflexión. Pero las más de las veces, la imagen brota de forma sorpresiva como una intuición súbita.

Lo imposible, lo onírico, surreal, mágico, caprichoso o contradictorio constituyen el eje central de mi obra. Y aunque resulte paradójico, toda esta temática parece una deriva de ser realmente una persona incrédula. Ello se debe a una evidente deformación profesional, causada por mi trabajo como profesora de filosofía en secundaria. Siempre me he cuestionado si acaso los crédulos no habitan en un mundo mejor y más divertido que el mío, en el que las flores vuelan, las estrellas surgen portentosamente de nuestra piel humana o el fuego no quema. Un mundo donde la sorpresa o el misterio teje la urdimbre de nuevas realidades.